La intensidad del encuentro. Emociones después del Jardín Pirata 2014
Este fin de semana las personas dinamizadoras y coordinadoras de la Red de Educación para la Participación Juvenil nos hemos encontrado en el Jardín Pirata, nuestro encuentro anual de formación. Un espacio que nos interroga y nos obliga a reflexionar sobre nuestras prácticas de trabajo con jóvenes, desde lo personal y como educadores y educadoras.
La Red de Educación para la Participación se ve reforzada en este encuentro. Podemos decir que es un espacio de construcción colectiva intercultural, intergeneracional e integral; porque es un espacio en el que desde el respeto, el diálogo y el cuidado, personas que venimos de recorridos, contextos sociales y contextos culturales diversos nos encontramos y aprendemos. Esto es lo que lo hace grande.
El encuentro es un espacio que te pone al límite, donde te enfrentas a tu propia realidad y a la realidad de las otras personas que compartimos el trabajo entorno al Itinerario de Educación para la Participación. Es un espacio en el que sucede algo mágico porque todas creemos en la educación para la Participación como elemento de transformación, resistencia y aprendizajes mutuos. Un lugar y un momento que nos sirve para reforzar nuestra convicción de que seguiremos trabajando con las personas jóvenes desde esta clave.
Nadie podrá robarnos nunca la ilusión y el calor que supone el encontrarnos y hablar de lo que verdaderamente nos apasiona y nos mueve, que es precisamente hablar de participación y cómo mejorar para que las personas jóvenes también lo vivan, lo experimenten y sean sus propios motores de cambio. Es imposible escribir en palabras lo que cada persona se lleva y aporta en estos encuentros porque dejamos lo mejor de nosotras en él. Es imposible describir como las dificultades y la soledad que vivimos en muchas ocasiones en nuestro trabajo cotidiano se convierte en fuerza colectiva y motor para seguir. El lenguaje, el respeto, la pasión, el cuidado mutuo y el amor que se respira y se vive en la Red.
No ha sido fácil llegar a estar allí para ninguna de las personas que nos hemos encontrado en el Jardín Pirata. Son tiempos difíciles para las personas que trabajamos como educadoras con gente jovén, pero en este espacio la magia del podemos y queremos nos empuja para estar allí. Porque es un espacio de construcción colectiva, de cuidado de los procesos de educación para la participación a través del cuidado de las personas. Porque al fin y al cabo somos personas que vivimos, sentimos y nos construimos desde lo personal a lo colectivo. Es por ello, que este Jardín Pirata también ha sido un homenaje a las personas que han hecho y hacemos que esto sea posible.
Hoy volvemos al trabajo, reforzados y reforzdas en los procesos en los que estamos trabajando con gente jóven. Convencidas de que la Educación para la Participación y el Itinerario de Educación para la Participación son herramientas cargadas de presente.