Entrevista a Minerva León y Antonio Moreno en Diagonal Periódico

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Publicamos la entrevista completa que Blanca Crespo Arnold hizo a Minerva León y Antonio Moreno, miembros de la Red de Educación para la Participación Juvenil Creando Futuro, para Diagonal Periódico, que se ha publicado sección de Saberes, del número 220 del periódico.

 

Blanca Crespo: ¿A qué nos referimos cuando hablamos de participación juvenil o ciudadana?

Minerva León: hablamos de participación con P mayúscula, cuando los propios chavales y chavalas son capaces de conocerse, reconocerse, ser protagonistas de lo que está pasando en su vida y en su entorno cercano. Trabajar desde lo que son, personas que viven sienten, piensan y son capaces de escribir sus propia historia, incidiendo en transformaciones concretas.

 

B.C: La participación ha sido considerada por algunos autores como un fin instrumental, mientras que para otros es simplemente un medio para lograr algo. En este sentido, y en la realidad actual, ¿participar en qué y para qué?

M.L: entendemos esta participación como un proceso, donde lo importante no es el fin mismo, sino lo que sucede en el propio proceso. La pedagogía de la participación, entendiendo al grupo como uno de los elementos claves, en el que cada una de las personas aporta desde lo que es y en el que aprenden los unos y las unas de las otras. Participar desde el inicio de lo que se quiere hacer hasta el final, haciéndonos conscientes de lo que sucede en cada momento.

Antonio Moreno: Por tanto, consideramos la participación como medio, pero lleno de contenido, de valores.

 

B.C: Hablamos de un concepto que generalmente está asociado a lo público. ¿Habría una traslación al ámbito privado? ¿Qué propuestas podemos hacer en este sentido?

M.L: La educación en la participación es esencial en el desarrollo de los niños y niñas desde que nacen. Sinceramente creo que la educación formal no ha avanzado ni quiere avanzar en este sentido. No es interesante que los y las niñas elijan, sean capaces de autogestionarse, de tener capacidad crítica y ser conscientes de lo que quieren. Aplicar esto en la educación formal, supondría ir más allá de los conocimientos académicos y entender la educación formal como un proceso integral en el que no se educa solo en la escuela, sino en el barrio, en la familia, es decir, sería pasar a entender la educación de las más pequeñas como un proceso en el que todas las personas somos responsables como comunidad educativa.

Entendemos que lo privado también es público, es desde donde podemos avanzar. Concretando, podemos hablar de diseñar un tarde de juegos con tus hijas e hijas en casa en la que podemos llegar a consensos, en los que diseñen su propia tarde. Podemos decidir que la cena la hacen las personas adultas o que la hacemos conjuntamente, podemos limpiar la casa de forma cooperativa, podemos elegir la música o las películas que vamos a ver, podemos definir unas reglas de convivencia entre todas las personas que convivimos… y sobre todo podemos escucharnos y sentirnos. La educación sentimental cobra especial relevancia en estos procesos. Ser capaces de ver lo que nos sucede: rabia, miedo, alegría… y trabajarlo desde la infancia es esencial si hablamos de educación para la participación.

A.M: Solemos caer en el error de entender la participación exclusivamente como capacidad de incidencia de las personas en los poderes públicos, desde una concepción donde los principales cambios sociales vienen determinados por políticas públicas. Desde nuestro punto de vista y sin restar importancia a ello, creemos que existe un plano donde la autonomía y la autogestión son formas de participación que provocan fuertes transformaciones. Nuestra mirada es hacia y desde las personas, los grupos y las comunidades, sus capacidades para producir cambios en estos tres planos y no orientar exclusivamente los procesos participativos hacia la mejora de la gestión de lo público.

 

B.C: ¿Cómo ha sido la participación juvenil en el estado en las últimas décadas? ¿Cuál es la fotografía de nuestra actual cultura participativa? ¿Qué papel desempeñan los jóvenes?

M.L: Se ha diseñado un modelo de consumo, entendiendo a  las personas jóvenes como consumidoras de actividades, donde lo importante era el hacer por encima del ser. Ahora este sistema se está desmantelando y no hay propuesta alternativa por parte de las instituciones. Las estructuras de participación juvenil son estructuras diseñadas por personas adultas, obsoletas y en las que muy pocas veces se han oído las voces de las personas jóvenes. Creo, que las personas jóvenes han tomado conciencia, por el momento actual que estamos viviendo, de que quieren ser protagonistas de su vida, que quieren otro modelo, que  son personas con voz y vida propia. Actualmente están trabajando por el bien común de todas las edades y que son conscientes de que el futuro de los y las más pequeñas está  también en sus manos -y en las nuestras, claro-. Personalmente estoy orgullosa de ellas y siempre lo he estado. Creo que son grandes y están haciendo cosas muy grandes y bellas que cambiarán nuestras vidas

A.M: Todo ello frente a un modelo educativo y social que no considera la colaboración y el apoyo mutuo como aspectos prioritarios, que apuesta por la delegación y el individualismo. Por ello existe una potente dualidad entre quienes asumen el modelo dominante y quienes están construyendo otras culturas de la participación.

 

B.C: Los medios tradicionales, muestran una imagen de la participación vinculada fundamentalmente a lo reivindicativo y a lo urbano. ¿Existe una participación en el medio rural? ¿En qué se diferencia del ámbito urbano?

A.M: Existe una invisibilidad de las iniciativas rurales que tienen un fuerte componente de proximidad, cohesión social y cultural, pues muchas de ellas no juegan al dictado de los temas de actualidad, aunque se sumen a muchas de las iniciativas que se impulsan desde las ciudades, pero buscando más la complicidad que la respuesta inmediata. También existen diferencias entre territorios del conjunto del estado, pues mientras en Asturias, con un población dispersa, la participación es compleja debido a su orografía, en el caso de Andalucía, las localidades, más numerosas, configuran formas de participación diferenciales. Lo cierto es que nuestra propuesta cuaja muy bien en entornos rurales.

 

B.C: ¿Qué puede aportar la educación para la participación juvenil en estos tiempos de redefinición del espacio de político?

M.L: Los chicos y las chicas son capaces de generar modelos asamblearios, organizados, diseñados por ellas y ellos mismos. En este sentido, están haciendo política, con P mayúscula y están diciendo a  gritos que quieren construir con otras, que se les deje que tienen mucho que aportar. Pueden aportar todo, pueden ser capaces de soñar y hacernos soñar al resto, pero sobre todo pueden lograr cambios en sus vidas y en las nuestras.

A.M: Está aportando procedimientos para que las personas jóvenes, en este caso, pero no solo, tengamos cada vez mayor capacidad para construir desde abajo otro mundo posible, en un proceso de aprendizaje permanente. Creemos que hoy en día se entienden poco las iniciativas verticales o autoritarias entre muchas personas, que desde el estallido del 15M, han apostado por formas más horizontales, pero creemos que hace falta una mayor experiencia entre quienes forman parte de colectivos y propuestas políticas, para adquirir las destrezas necesarias: cómo trabajar en equipo, en red, como gestionar egos y conflictos… En este sentido, Creando Futuro posibilita situaciones que sirvan a los y las jóvenes de aprendizaje personal y colectivo.

 

B.C: Muchas veces estas iniciativas llegan a una población familiarizada con este tipo de conocimientos y cuya puesta en práctica se concentra en espacios considerablemente democráticos e informales, ¿es posible extender a otras capas su práctica y hacerla transversal en otros espacios sociales? ¿Cuál es el posicionamiento más institucional al respecto?  

A.M: Claro que sí. Entendemos la educación para y desde la participación como un enfoque de intervención, como una propuesta metodológica que se puede desarrollar en espacios diversos. En el caso de la Red Creando Futuro, nuestra propuesta de itinerario se desarrolla en centros educativos, espacios juveniles municipales y en entidades sociales.

En cuanto al posicionamiento institucional, no existe tanto en cuanto a la educación para la participación, pues no consideran este enfoque como parte de las políticas públicas. Lo que existe son procesos participados centrados en planes y programas concretos, en el mejor de los casos; o en la mejora de la interlocución ciudadana para la gestión de lo público, pero con cortapisas. Las prácticas están más centradas en lógicas representativas que participativas, aunque creo que en un medio plazo esto cambiará, pues es insostenible un modelo democrático formal tal y como lo conocemos, frente a una ciudadanía con capacidad de generar iniciativas y soluciones propias.

 

B.C: ¿Existe algún sesgo de género o de otro tipo en este campo? ¿Cómo los podemos abordar?

M.L: en el caso de nuestra experiencia, sinceramente creo que no existe un sesgo de género, sino que los chicos y chicas se agrupan en función de su vinculación emocional con el grupo. Me explico; si mi núcleo afectivo de iguales son chicas pues voy y si son chicos y chicas, pues también. Hay un trabajo muy importante en este aspecto desde cómo me relaciono con las personas, como respeto mi cuerpo, como hago que respeten mi cuerpo y el de otras. Se hacen conscientes de que vivimos dentro de estructuras patriarcales y que hay una dominación de los hombres a las mujeres simplemente por el hecho de ser mujer. Cobra especial relevancia en este aspecto el análisis de la violencia sexista en la que constantemente vivimos las niñas, chicas y mujeres,… Trabajar los sentimientos y hacerse conscientes de  la violencia, verbal, laboral, sexual…  de sus amigas. Construir otros modelos de relación no basados en la subordinación.

A.M: En términos generales existen más mujeres que hombres jóvenes en este tipo de procesos, pues el modelo patriarcal exige a los varones actitudes poco compatibles con el diálogo y la escucha, la colaboración o la expresión de sentimientos. Cuanto más horizontal e igualitario es el proceso, mas mujeres encontramos, cuanto más jerárquico los hombres suelen cooptar los puestos de representación.

 

B.C: Se habla mucho de los beneficios de internet y las redes sociales para fomentar procesos democráticos y participados, ¿qué opináis?

M.L: Las personas jóvenes son nativos digitales y están y viven en las redes. Son herramientas que les acercan con otras y otros que les abren los ojos a otras cosas que suceden en el mundo, son instrumentos que les permiten construir conjuntamente con otras, tener voz y ser rápidas y efectivas, Pero el calor del encuentro, la afectividad, el grupo, el estar, mirarse, el tocarse, el reírse, el saber lo que  sucede a través un gesto, una postura, es esencial para poner en marcha procesos participativos afectivos y efectivos. Por lo tanto lo presencial es fundamental  y las redes sociales y las herramientas virtuales son elementos que nos facilitan la vida  y nos hacen llegar a más y dar más voz. Lo presencial y virtual combinado son una explosión de privilegio participativo. Las herramientas virtuales como complemento de los procesos presenciales, son herramientas potentes que debemos utilizar y asaltar.

 

B.C: ¿Qué futuro ha creado “Creando Futuro” en estos 10 años de trayectoria? ¿Y en 10 años más…?

M.L: Creando Futuro ha generado una pasión por la educación para la participación en muchas personas que un buen día alguien les dijo que les invitaba a una experiencia sin retorno y que ha tocado interiormente a muchas jóvenes y exteriormente a muchas comunidades. Han sido multitud de actividades y proyectos generados desde la autonomía y entendiendo la práctica de organización como una oportunidad de aprendizaje desde y con las demás. Creando futuro será posible siempre y cuando haya personas que se crean que otra educación es posible y que las personas jóvenes son eso, jóvenes… pero con ganas de construirse. Creando Futuro en los próximos 10 años será aquello que quieran las personas que participamos y participen en esta aventura.

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